Mi formación es en administración de negocios en Contaduría Pública y me gustan los idiomas y las manualidades.
Fui formada en un hogar con principios cristianos porque mi padre fue cristiano practicante toda la vida, sin embargo, hasta 1980 recibí al señor en un retiro de jóvenes en el campamento de Heredia, de la Montaña de la Oración. A partir de allí el Señor ha inquietado mi corazón para compartir la palabra en los parques, hospitales y cárceles.
Participé como líder de jóvenes en Oasis de Esperanza, en donde compartíamos el Evangelio, principalmente en cárceles. Visité las cárceles de mujeres cuando incluso eran lideradas por las Monjas. El ministerio de arte y música nos apoyaba y nosotros impartíamos la Palabra y cursos de manualidades para las mujeres.
En 1985 trabajando en el Banco Central se me envió a un curso por tres meses en Madrid España, y creo que fui ahí donde empezó mi llamado a España.
Me involucré con JUCUM, en actividades de evangelismo en parques con MIMO, también repartí comida en los comedores a los indigentes, así como en estudios bíblicos en casas para recién convertidos. Cada vez que participaba de estas actividades, a veces sacrificando estudio, descanso, etc. me daba gran satisfacción y felicidad.
El Señor fue plasmando en mi corazón el llamado a Misiones y sencillamente afirmó mi corazón por España, ya que después de esa fecha he ido varias veces a lugares del norte y del sur de España. He aprendido acerca de sus tradiciones, costumbres y necesidades.
Este año decidí capacitarme con Perspectivas y realmente cada lectura, cada tema, etc. han confirmado aún más mi llamado de bendecir a los pueblos de la tierra.
No puedo decir que el llamado, al menos en mi caso, es una voz audible, sino más bien un sentimiento de paz en el espíritu y una seguridad y certeza que debes estar en ese lugar específico, donde Dios te ha puesto. En mi caso el llamado ha sido poco a poco. El Señor ha permitido involucrarme cada vez más. Así que aquí estoy, dispuesta a hacer de bendición y para la Gloria del Señor.
El Señor ha ido abriendo puertas, lugares, iglesias, personas, familias y últimamente hasta los papeles de la residencia fueron aprobados por el consulado.
España es un país con gente maravillosa que Dios ama, pero que no lo conocen. Solo 1% de su población es cristiana y tienen muchas mezclas de culturas y religiones. Amo la comida española y la forma de vida que tienen, especialmente en los pueblos así como el valor que dan a la familia.
Hace tres años conocí a una pareja misionera en un pueblo de Alcalá de Guadaira que ha terminado de marcar mi llamado misionero. Han sido para mi, mis instructores en el campo son pioneros de la obra en Alcalá y de ellos se aprende mucho. Además, junto a ellos he participado en retiros de misioneros, que se hace una vez al año, y escuchar sus experiencias y vivencias en las misiones en los diferentes lugares de España es sumamente enriquecedor. El compartir con familias misioneras ha enriquecido mi vida y creo que puedo ser de apoyo en muchos aspectos de la obra.
En España hay muchos pueblos sin testimonio cristiano y creo que cada vez más el Señor me confirma su voluntad y sobretodo la paz que hay en mi corazón. Estoy pensionada y viuda. Mis tres hijos ya son adultos. Estoy plenamente segura de que el Señor me quiere allí, pero no pensando solo en España, ya que también es un puente para alcanzar los no alcanzados de otras etnias no alcanzadas., todo según su plan estratégico.
Me gusta también el hecho de que la iglesia que dirigen los hermanos misioneros en Alcalá no tenga una denominación específica, que nos permite más libertad para alcanzar a los que no conocen al Señor. Estoy segura que eso es lo que el Señor quiere para mi vida y seguiré orando para que el Señor cumpla el propósito en mí.